jueves, 24 de abril de 2008

2

— 03:00 pm —

La luz del sol se colaba por la ventana, aun pese a que Niccollette tenía las sabanas sobre la cabeza, ésta penetraba interrumpiendo su sueño, harta de luchar contra ella se sentó aun con los párpados pesados, tratando de despertar pero no lográndolo del todo.

Vestía un camisón de seda púrpura, un tanto transparente, por lo que tuvo que ponerse una bata aun cuando no había nadie en su casa.

Se dirigió a la cocina en busca de una taza de café cargado, la noche no le había sentado bien y estaba más adormilada que oso a punto de hibernar. Al entrar en la cocina reparó en un papelito azul como el cielo que coqueteaba con sus ojos atemorizados que le miraban fijamente; Joshua. ¿Le llamaría? … Sí, claro que lo haría, si no conseguía con quien ir a la dichosa boda, podría pasar otra emocionante noche… o por qué no, una excitante tarde.

— No. No creo que ese sea el concepto de “No compromisos” de Josh

Continuó con la tarea de despertarse a sí misma, mientras aun pensaba sobre mencionar lo de la boda, o no.

Se olvido el café y el terrible sueño del que padecía segundos antes y, arrancando la notita con un movimiento, tomó el teléfono que reposaba sobre la pared.

Dos timbrazos y una ya conocida voz contestó del otro lado de la línea

— ¿Aló?
—Hola, Josh
— ¡Niccollette! Creí que en verdad no llamarías
—Pues ya ves que si
— ¿Tan pronto tienes ganas de verme?
—No lo sé, podría llamar al vecino… ¿tú qué dices, Josh?
—Mierda, ¿sabías que eres una cínica?
—No se llama cinismo, se llama sinceridad. ¿Vienes o le llamo?
—Dame 15 minutos.

Colgó la bocina y suspiró alegremente, el chico no tenía remedio. Fue a bañarse y cambiarse de ropa antes de que el llegara. Una camisa blanca y unos jeans arreglarían el problema. 20 minutos más tarde el timbre de la entrada sonaba, desesperadamente.

Nicole descansaba sobre el chaisé, así que, negando con la cabeza, dejó de lado el engargolado donde guardaba sus propuestas de trabajo y abrió la puerta.

— ¡Josh! Que sorpresa… No esperaba verte, por cierto ¿de casualidad viste a mi vecino por aquí? Quedó que demoraría solo en quitarse la ropa y…
— Muy graciosa. — Se coló por la puerta, cerrando tras de sí al tiempo que empujaba a Nicole contra el marco de la puerta y la pared; fundiéndose en un apasionado beso. — Creo que “tu vecino” tendrá que esperar su turno
— ¿Te parece?
—Sí. Aunque si se cansa de esperar, no sería un inconveniente.

Ella estalló en carcajadas ante el comentario mientras él volvía a besarla apasionadamente y después instalo su cabeza entre sus pechos, haciéndola sonreír. Ella comenzó a enrollar un mechón de su cabello con los dedos.

—Necesitas un corte de pelo
—Tu necesitas un polvo rápido.
—Oye tengo que hablar contigo, ¿no puedes esperar un poco?
—Poder, puedo… pero no quiero, muñeca—Replicó— En este momento tengo muchas ganas de tenerte entre las sabanas…
— ¿Ah sí? En ese caso supongo que la charla puede esperar

Joshua sonrió malévolamente y la cargó hasta el dormitorio; no la soltó hasta que estuvieron en el borde de la cama. Y, antes de que ella pudiera pronunciar palabra la besó apasionadamente al tiempo que desabotonaba la camisa que se había puesto. Ambos se recostaron sobre el colchón, con ella debajo. Joshua apartó la camisa de su tronco, pero no se la quitó y comenzó a besarle lo que podía de los pechos, aun con el sostén puesto. Niccollette abrió la boca en un leve gemido y entonces el volvió a besarla, un beso apasionado y un tanto salvaje, al mismo tiempo que se desabrochaba el pantalón.

Tomó su mano y la deslizo con lentitud hasta el borde de su pantalón y la introdujo bajo la tela. Nicole comenzó a tocarlo, acariciarlo y apretarlo levemente, haciéndolo sonreír. Le quitó por completo la camisa así que tuvo que retirar la mano de aquel lugar; Ella también le sacó la playera. Volvieron a besarse sin dejar de recorrer cada parte de su piel desnuda con los dedos. Él le desabrochó el sostén mientras ella le bajaba cuanto podía los pantalones, después fue auxiliada por el que terminó de hacer el trabajo. Ambos terminaron sin nada más que la ropa interior.

Tomándole desprevenido Nicole se giró en la cama haciéndolo quedar debajo de ella. Le besó y fue deslizando el beso, húmedo, por su barbilla, su cuello, su pecho y la línea de su vientre. Cuando sintió su aliento en el punto exacto Joshua lanzó un suspiro. Le quitó la trusa y volvió a su posición anterior. Joshua gemía sintiendo su lengua, incluso la leve presión que hacía con los dientes mientras balbuceaba incoherencias. Sabiendo que era el momento Nicole desató el listón de su ropa interior y se sentó sobre su entrepierna con una rodilla a cada lado. Josh puso sus manos sobre su cadera para moverla a su gusto.

Se saborearon, entre sudor y gemidos. Nicole se deleitaba con la imagen de él disfrutando de su sexo, cerrando sus verdes ojos cada pico de placer. Lo vio temblar, maldecir gritar, gemir y llegar al orgasmo. Cuando recuperó un poco el aliento la miró un tanto desilusionado de haber alcanzado ese clímax completamente solo. Sin decir nada la volteó quedando esta vez el sobre de ella y deslizó su cabeza hasta su entrepierna, introduciendo su lengua y haciéndola gemir sonoramente.

Cuando se cansó continuo con los dedos, sabiendo perfectamente dónde y cómo tocar. Sus gemidos se hicieron cada vez más débiles a causa del cansancio por la sensación que Joshua le producía. Comenzó a mover la mano con más y más premura haciéndola llegar a ese lugar donde solo la pasión podría conducirlos. Finalmente, gimió en su oído, clamando su nombre.

Ambos se recostaron a descansar. Nicole tardó un rato en volver a la normalidad después de aquello.

—Y… ¿De qué querías que habláramos?
— ¿Te parece si tomamos un café y te digo?
—Seguro. Parece importante
—No del todo — Sonrió mientras se levantaba de la cama, y se ponía la ropa de nuevo
— ¿Por qué te la pones? Me costará más trabajo sacártela después
— Justo por eso. Póntela tú también. — Se acomodó los pantalones y le dio un fugaz beso en los labios, para después desaparecer por la puerta de la habitación.

Joshua se quedo estático unos segundos, luego se tiró contra el colchón, sonriendo y permaneció así unos minutos. Cuando escuchó la tetera volvió a ponerse en pie y a ponerse la ropa.

 

Continuará

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